Avilés como referencia musical

* Autógrafo de Ignacio Rodríguez, 12 años y primer violín
Miércoles 11 de noviembre, 20:15 horas. Concierto nº 2 de la temporada, 508 de la Segunda Época (Temporada LV) y 608 de la Sociedad Filarmónica Avilesina. Auditorio Casa Municipal de Cultura (Avilés). Orquesta Clásica de Asturias, Laura Yanes (flauta). Director: Daniel Sánchez Velasco (Avilés, 1972). Obras de Beethoven y Mozart.
Quiero comenzar hoy con parte de lo que escribía el pasado 27 de junio aquí en el blog y dejarlo tal cual:
Que en los tiempos que corren surja una nueva orquesta en Asturias concebida según su director «como un semillero para la música clásica en Asturias», formada con músicos de edades entre los 12 y los 31 años, aunque reforzada (que yo hubiese reconocido) por los violinistas de la OSPA Héctor Corpus y Fernando Zorita, compañeros del hoy director Daniel Sánchez (quien a su vez estudia dirección con el maestro Max Valdés) es todo un lujo, máxime para todos ellos que tuvieron que poner casi todo (hasta dinero) de su bolsillo, no sólo el tiempo sino atriles o pedir prestados algunos instrumentos para poder afrontar los conciertos de Corvera (día 20), Candás (día 21) y este de Avilés (dentro del Ciclo Clásica Joven que promueve el Ayuntamiento de Avilés), unido al hecho de haberse reunido vía e-mail y el boca a boca que nos trajo una orquesta realmente digna de admiración. Ver a Ignacio Rodríguez * con 12 años en los violines primeros, o a las "veteranas" Laura Fonseca de concertino tras haber sido solista en la segunda obra con su compañera la violista María Cifuentes, no tiene precio, y la elección de Wolfgi como compositor para la puesta de largo de esta orquesta no sólo es correctísima sino muy apropiada por todo lo que conlleva. En declaraciones del director a la Cadena Ser de Asturias (que escuché sin buscarlo) será el clasicismo y las obras "de siempre" -a veces poco programadas precisamente por conocidas- tan necesarias para el rodaje y formación de los músicos de orquesta las que vayan ocupando futuros conciertos, apareciendo cómo no Beethoven e incluso Brahms además de Mozart o Haydn.
Y finalizaba diciendo que
Tendré que seguirles más de cerca que la prensa regional, porque tenemos un nuevo y excelente vivero de músicos de orquesta, algunos ya curtidos en pequeñas formaciones o contratados como refuerzos puntuales en las demás orquestas asturianas, incluyendo la formación de directores que precisamente tienen su mayor dificultad en el instrumento elegido del que no se dispone tan fácilmente...
En sólo cinco meses he vuelto a Avilés para cumplir mi palabra, esta vez en su lugar natural, el Auditorio de la Casa de Cultura que tan buenos y recientes recuerdos me trae con Carmen Yepes y la OSPA donde comenté la maravilla que supone la acústica asistida, una mejor reverberación que la natural de muchos otros recintos así como un escenario cómodo para los músicos, que están arropados y se escuchan todos ayudando al excelente resultado final de esta velada.
Y como titulo esta entrada "Avilés como referencia musical" por ser donde tuvo la puesta de largo, la población natal de su director y de la flautista solista que nos interpretó el Concierto para flauta y orquesta nº 1 en Sol Mayor, KV 313 del genio de Salzburgo colocado en medio de dos pesos pesados de Beethoven como la Obertura "Coriolano" y la Sinfonía nº1 en Do Mayor, Op. 21. Mis expectativas se han cumplido en su totalidad, de hecho desde el teléfono lo subí como titular JASP por aquél slogan de "Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados", de nuevo con mis queridos músicos de la OSPA entre los componentes de esta Orquesta Clásica de Asturias: Fer en los violines primeros y Corpus hoy de viola, con su compañero clarinetista de nuevo con la batuta y embarcado en este proyecto didáctico que es ya una realidad.
Ha sido impactante volver a escuchar una orquesta tan joven y con poco rodaje sonando tan compacta, homogénea, afinada, con los tutti perfectamente equlibrados y entendidos como deben ser, sin destacar ninguna sección pero sonando todas y cada una de ellas. Y vuelvo a destacar que está siempre atenta a los claros gestos e interpretación del clarinetista, compositor y director avilesino que sabe sacar lo mejor de estos músicos, siendo además un excelente concertador en el concierto de flauta, como instrumentista de viento que también es, "respirando con la solista", y apoyado en la partitura para no "olvidarse ningún detalle". Destacar el papel más que digno de la joven flautista (el día anterior en Oviedo fue el candasín César González Muñiz para la Filarmónica carbayona) tocando delante de sus vecinos y familiares, luciéndose en cada una de las cadencias que tienen los tres movimientos, y con un Adagio ma non troppo excelentemente dirigido y llevado, como el resto del concierto, con el tempo giusto.
Con el Beethoven que flanqueó a Mozart deberé extenderme un poco más porque lo que pude escuchar cerrando los ojos era de una orquesta ya madura, con sonido propio y sin dejar de seguir admirando al maestro Sánchez Velasco como artífice de todo ello, dirigiendo de memoria dos obras difíciles en cuanto a compenetración de todas las familias, de protagonismos alternados y mucho lirismo en cada pentagrama y sabiendo en todo momento qué tenía que ofrecer "su orquesta". Como bien decía en la entrevista que le concedió a mi amigo Aurelio M. Seco en LVA del día 10 "soy meticuloso y quiero ser fiel a lo que escribe el compositor". El inicio de la Obertura "Coriolano" Op. 62 (1807) ya mostró las cartas a jugar por parte de director y músicos, enérgica, clara, llena de dinámicas increíbles en una orquesta de cámara, de nuevo fiel a sus principios: "No quiero hacer aportaciones extravagantes, sino dotarles de una base interpretativa firme y equilibrada".
Y tras el descanso esa obra aún clásica pero con el sello inconfundible del genio de Bonn, la Sinfonía nº1 en Do Mayor, Op. 21 (1800). El arranque "al estilo Haydn" (en un acorde distinto al de la tonalidad) de ese Adagio molto para dar paso al Allegro con brio volvió a recordarme la frescura de esta obra, perfecta de tempo y jugosa en todos los detalles. No se quedaron atrás los siguientes movimientos, el Andante cantábile con moto de nuevo ajustadísimo y lleno de sutilezas en todas las secciones (qué bien sonó la madera), ese Menuetto-Allegro molto e vivace que no dejó de sorprenderme, para finalizar de forma brillante en el amplio sentido de la palabra con el Finale-Adagio-Allegro molto e vivace donde pude escuchar TODO lo que esta sinfonía tiene escrito y tan difícil es de conseguir en otras formaciones profesionales. No pude menos que felicitar personalmente a mis conocidos intérpretes de hoy para que lo hagan extensivo al resto de la orquesta con su director a la cabeza.
Si además el más joven músico de ella, con 12 años y primer violín, Ignacio Rodríguez (hijo de mi querido Chonchi) me dedica el programa *, él que los colecciona como yo a su edad, mi satisfacción de hoy es casi comparable a la de sus padres, realmente plena. Si va unida al número mágico y capicúa de 22022 visitas en un año desde que puse el contador, para mí la Alegría es históricamente beethoveniana.
GRACIAS A TODOS.
P.D.: Crítica de Diana Díaz en LNE del día 12 del concierto de Oviedo

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