Otro triunfo de Beatriz Díaz

Entrada original del día 13 de junio de 2011 a la 22:21 horas, y suprimida (censurada) por Blogger tras "denuncia" yanqui (de la DMCA, Digital Millennium Copyright Act). Quitados unos pocos links de la llamada "tierra de la libertad", la dejo como estaba ¡y con las FOTOS como estaban!:

Beatriz Díaz como "Lauretta". Foto © Federico G. Kessler
El pasado viernes 10 de junio debutaba con un rotundo éxito en el Teatro Colón de Buenos Aires nuestra internacional, querida y admirada soprano asturiana Beatriz Díaz, como bien recordaba desde aquí. Gracias a "la red" podemos saber de su éxito leyendo críticas e incluso viendo un fragmento de su intervención al lado del gran Juan Pons que dejo a continuación.

La representación de Il Trittico (Puccini) en la capital argentina se ordenó no en la forma habitual sino Il Tabarro, Gianni Schicchi y Suor Angelica, algo también comentado por los críticos, por lo que Lauretta tuvo su intervención en el medio del tríptico.
El primer comentario de un gran amigo común, presente en el coliseo porteño, y con diferencias horarias lógicas, lo titulaba casi recién salido del teatro "Beatriz Díaz corta la respiración al público del Colón" y rezaba así:
Cuando Beatriz Díaz rubricó felizmente su "Babbino", que el Teatro Colón siguió con majestuoso silencio, se escucharon los primeros bravos provenientes del anfiteatro. La orquesta, entonces, tuvo que detenerse en el foso -la única vez que sucedió en toda la velada- y los vítores brotaron alborozados desde el patio de butacas y de los palcos. La soprano agradeció emocionada y sonriente la merecida ovación, que arreció a la conclusión de la obra, bien secundada por el veterano Juan Pons, quien fue saludado asimismo con largos aplausos. Beatriz Díaz fue sin ninguna duda la gran triunfadora de la noche en su desempeño al servicio de Gianni Schicchi.
Quienes allí estuvieron, bien lo saben.
Bravo, Beatriz, y enhorabuena.
De las críticas, la primera que leía era del Diario El Comercial el sábado 11, firmada por Mariano Suárez, de la que resalto, hecha la salvedad antes indicada del orden y el "nacionalizarnos" a nuestra asturiana de Boo (que me encargué de aclarar con un comentario en la web):
Esta segunda ópera comprende una historia de imposturas que sí tiene un origen más claro, que los poetas Dante y Virgilio citaron en el Canto XXX de "La Divina Comedia".
La orquestación moderna acompaña la pieza, que entrega un momento memorable con el segmento "O mio babino caro", en la voz seductora de la soprano argentina Beatriz Díaz.
Pons, que esta vez encarna al falsificador Gianni Schicci, cierra su notable faena de la noche con una recitación y extrapolado al medio de la platea
.
La siguiente crítica la pudimos leer firmada por el prestigioso crítico e investigador marplatense Federico Monjeau (1957) en el diario Clarín, titulándola "Un "Tríptico" sombrío" haciendo mención al escenógrafo Stefano Dona -sic- (errata inicial para referirse a Stefano Poda) de la que quiero destacar:
Del elenco de cantantes sobresale ampliamente el frente femenino. La notable soprano italiana Amarilli Nizza vivió tan intensamente sus personajes de Giorgetta y de Suor Angelica que terminó su actuación desbordada por el llanto; la mezzo polaca Agnes Zwierko impresionó en sus personificaciones de Frugola (con un gato de verdad, que mantuvo todo el tiempo adherido al cuello) y de la gélida Tía Princesa; y la soprano española Beatriz Díaz asombró vocal y expresivamente como Lauretta.
Beatriz Díaz y Juan Pons. Foto © Federico G. Kessler
El periódico La Nación en su edición de este lunes 13, que ya recogía el viernes anterior un interesante artículo de Juan Carlos Montero sobre las representaciones, firma esta vez su crítica el musicólogo Pablo Kohan (1951), de quien destaco el final de su escrito:

Con todo, las voces pueden remediar cualquier insensatez, cualquier debilidad o extravagancia. Bueno, no fue éste el caso. Salvo la gran presencia vocal y musical de Agnes Zwierko, una portentosa mezzo polaca, la musicalidad de Beatriz Díaz y algunos momentos de Juan Pons y Carl Tanner, todo transcurrió de un modo apenas correcto, poco trascendente, en algunos casos, además, con llamativas carencias de caudal sonoro. De ahí que no haya habido alternativa para que Stefano Poda haya sido el gran héroe de la noche. Un héroe, ciertamente, poco venturoso.
También en el Universo Blogger se recoge el triunfo de "La Grande de Boo", y así Enrique Sirvén escribe en "Ópera de hoy" no ya de la puesta en escena que ¡hace agua! por todas partes, sino de Beatriz Díaz que les dejó con ganas de más:
Sin embargo, para escuchar un aplauso a telón abierto hubo que esperar hasta la celebérrima O mio babbino caro, no estoy seguro que la culpa sea por desconocimiento por parte del público sino que la que más convenció del todo fue -la joven y también debutante Beatríz Díaz- como Lauretta, exquisita al mismo tiempo que cuando la exigencia hacia el final, exige de pronto agudos siderales, hizo gala de aquello de que lo cortés no quita lo valiente. Eso sí,  uno se queda con las ganas porque el rol es breve: ¡que vuelva, será muy bien bienvenida...!
El "previsible" escenógrafo de Trento que busca siempre más protagonismo que el propio de la música, como se puede leer en todas las críticas quiero destacar también lo escrito por el crítico de Clarín:
La puesta en escena de Stefano Poda rompe con esta progresión: pone a Gianni Schicchi en el medio, para cerrar con Suor Angelica . La alteración tiene su justificación en los términos generales de esta realización, ya que las tres óperas transcurren en un mismo marco escénico. El orden de la representación no es la única expectativa que burla la puesta de Donda; hay que olvidarse también de la dorada Florencia de las representaciones habituales. El oscuro paisaje portuario de Il tabarro persiste en las dos óperas siguientes, y también persiste el agua: las tres obras transcurren en un charco reflejado en un espejo colgante (y en la comica Gianni Schicchi , previsiblemente, se chapalea de lo lindo).
Beatriz Díaz y Juan Pons. Foto © Federico G. Kessler
Pero sobre todo la valentía del propio Juan Pons, admiradísimo en Buenos Aires y un grande que se define como "gente normal", al criticar en su página de Facebook© sin tapujos, con la sabiduría y solera que da su veteranía, calidad y reconocimiento mundial, las ínfulas del italiano con fotos y vídeos para corroborar una opinión que suscribimos más de los que algunos creen (y pagan):
He aquí una pequeña muestra de como pretendía que cantáramos el ILUMINADO de turno, el genial e incomprendido regista stefano poda (no merece las mayúsculas). Lo declaro oficialmente persona NON grata. Un egoista, que pretendía solo su éxito personal sacrificando a los cantantes, cubriéndolos de humo, estando siempre con los pies en remojo y 75 metros de distancia del foso de la orquesta. POBRE ILUSO. En la ópera cuantos mas éxitos personales haya el BENEFICIARIO ES EL PÚBLICO y este tío incompetente no es capaz de entenderlo????? pero por parte del RESPETABLE recogió lo que sembró, UN SONORO ABUCHEO.

Una alegría enorme ver el reconocimiento no ya del público (aunque maleducados con móvil / celular los hay en todo el mundo y parece ya una plaga) sino de los siempre "temidos" críticos para la labor musical y artística de nuestra Beatriz Díaz, cuyas actuaciones se cuentan por triunfos, esperando sigan abriéndose nuevas puertas en EE.UU. donde el director musical Richard Buckley tiene su entorno natural aunque también cruce El Charco.
Aspecto del Teatro Colón el día del estreno. Foto © Pablo Selci
De las funciones previstas aún quedan las del 15 y 17 de junio. Para el día 18 habrá "Fiesta Asturiana" en nuestra casa argentina, pero de ello ya escribiré en su momento.

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