Órgano siempre

Entrada original del día 3 de octubre de 2011 a la 14:15 horas, y suprimida (censurada) por Blogger tras "denuncia" yanqui (de la DMCA, Digital Millennium Copyright Act). Quitados unos pocos links de la llamada "tierra de la libertad", la dejo como estaba ¡y con MIS FOTOS!:
Domingo 2 de octubre, 17:30 horas. XXVIII Festival Internacional de Órgano Catedral de León: Iglesia Parroquial de Santa Marina del Rey. Cabanilles Trío: Miguel Cerezo y Raúl Junquera (trompetas), Vicente Ros (órgano). "Del barroco al romanticismo hispánico".
Nueva escapada a tierras leonesas para escuchar un programa realmente ameno que conjugaba obras inéditas, algo siempre de agradecer por lo que supone de recuperación del patrimonio musical, y otras poco escuchadas de un amplio periodo de tiempo como bien indicaba el título del concierto y un trío que el día anterior estuvo en el Monasterio de Carrizo de la Ribera. Como bien explicaba el organizador y alma del festival, Samuel Rubio, antes de comenzar el concierto, la formación que se presentaba dentro del FIOCLE, siempre abriéndose a pequeñas localidades como esta del Órbigo, no sólo reunía sonoridades que empastan bien sino que la labor del maestro Vicente Ros rebuscando en archivos ha sido capaz de sacar del silencio obras que respiran también su historia, incluso arreglos donde las dos trompetas se complementan a la perfección con este órgano que es una de las joyas leonesas, un órgano mecánico de octava corta construído en 1736 por Francisco Majo y restaurado por el Taller de Federico Acitores.
El primer bloque del programa lo titularon "I. Singularidad de las formas instrumentales en España", siete obras de distintos autores y procedencia comenzando con el Padre Antonio Soler (1729-1783) y su Concierto en DO M. con dos movimientos, Andante - Minué (del Monasterio de El Escorial) para la formación al completo. Protagonismo conjunto logrando un empaste pese a la tirantez de las trompetas en el registro agudo pero que brillaron con luz propia en esta obra barroca donde el Minué presenta en el trío unas melodías en eco de lo más apropiadas.
A continuación escuchamos una obra inédita y anónima de los siglos XVIII-XIX para órgano sólo con estilo plenamente clásico en adornos y formas, la Sonata para clarines (de la Parroquia de Chelva) que fueron los protagonistas aunque su escritura sea más bien pianística y sin cambios de registros, con adornos en la línea "vienesa" en una tonalidad que me sonó a LA M.
De Fray Vicente Comas (1811-1885) otra obra inédita, Pastorela (del Convento franciscano de Jerusalén), para el trío con un inicio de trompeta y órgano en flautado agudo, en alternancias sólo y dúo que dieron paso a las dos trompetas, auténticamente italianizante en sabor y forma, virtuosismo en metales y flautados.
Volvimos al órgano puro con una pieza de cabecera para muchos intérpretes, compuesta por S. Aguilera de Heredia, su Tiento de medio registro de Bajo de tono 1º (de La Seo de Zaragoza), renacimiento dorado desplegando un juego de registros donde el instrumento no gimió con una mano izquierda grave llevando el peso como bien indica el propio título.
Del Padre Francisco Vives (1742-1799) escuchamos una obra barroca desde el "tutti" inicial pleno de sonoridad, la Tocata de 5º tono (del Monasterio de S. Miguel de los Reyes) con contrastes tímbricos, melódicos, trinos y final en ritardando de lo más puro y hecho en España.
Este primer bloque lo cerrarían dos obras inéditas de distinta factura: primero la del barcelonés Mateo Ferrer (1788-1864), sus Variaciones sobre un tema de J. Haydn (de la Catedral de Barcelona) para órgano sólo, donde una vez expuesta la melodía en tonalidad mayor a lo largo de las seis variaciones pudimos disfrutar un estilo pianístico tanto en técnica compositiva como interpretativa de una obra pienso que didáctica: la primera variación con juegos de flautado, la segunda con esencia de organillo vienés, tercera de dúos ágiles en ambos teclados, cuarta de contrapuntos melódicos en ambas manos y acordes disonantes, una quinta nada mala usando el modo menor con virados al mayor original, y la última donde la trompetería en la mano izquierda llevando la melodía y la derecha dando acordes flautados dejó algo de barullo hasta recuperar planos en agudo pero que quedó algo coja tímbrica y acústicamente.
El cierre de bloque, también inédito, Ramón Torres (1801-?) con una Sinfonía en DO M. de dos movimientos, Andante - Allegro (de la Colegiata de Játiva) ejecutados seguidos, de lenguaje barroco por adornos y clásica de desarrollo, alternancias tutti, trompeta-órgano, órgano solo, con un puente realmente original y un interesantísimo desarrollo del Allegro totalmente lírico por no decir operístico, sin olvidar que era la inspiración y moda del momento, perfectamente llevado a este trío que brilló en esta sinfonía.
La segunda parte de este original concierto la titularon "II. Imágenes de la liturgia hispánica", comenzando con el maestro de capilla aragonés Gregorio Ladrón de Guevara (s. XIX), del que escuchamos el Villancico para la Kalenda (de la Colegiata de Borja), igualmente operístico por lo "cantabile", con unos dúos de trompeta de sabor italianizante y ambiente festivo como todo canto villanesco.
Del Padre Joseph Benavent (1640-1711) escuchamos otra obra inédita para órgano solo, Dos versos sobre "Pange lingua" (del Monasterio de Santa Mª de La Murta) a base de flautados agudos (2', 4' y 8') con la melodía litúrgica siempre clara y buena ornamentación en ambos, sencillos, breves y con calidad.
Lo que más me gustó, y creo que también al público que llenaba la coqueta iglesia de Santa Marina del Rey, fue la Cantada de Navidad (1757, de la Catedral de Las Palmas) de Joaquín García (1710-1779) por el excelente barroco de reminiscencia o inspiración händeliana, órgano pleno en registros y dúo de trompetas en terceras y sextas con adornos claros de gran dificultad, consiguiendo un trío que respiró no ya alegría sino poderío estilístico y sonoro.
Volvió el órgano sólo con otra obra inédita de Valeriano Lacruz (1811-1885), el Ofertorio en RE M. (de la Catedral de Segorbe), en principio de lo más eclesiástico por los octavados y flautas elegidas que se rompe con una marcha central plenamente profana evolucionando con pequeñas variaciones retomadas incluso en el registro cantabile para la mano izquierda mientras la derecha realizaba los acordes. Desconozco en qué ciclo litúrgico estaría encuadrada pero por la majestuosidad bien podría ser obra para el Corpus.
El broche lo puso el trío al completo con una obra de Julián Paxarón (ca. 1778, ss. XVIII-XIX), Concierto sobre el 71 Responsorio de Reyes "Stella... de Santiago Pradas" (de la Catedral de Cuenca), bien superada pese al problema inicial de desafinación (las trompetas debían cambiar los tudeles y siempre es difícil arrancar un "tutti" bien empastado con el órgano), un único movimiento allegro jugando con el motivo entre "bronces" y teclas de lo más fresco, que enlazó con una propina del mismo estilo de pleno sabor barroco para más de una hora de buena música, disfrutando con un instrumento que como comentaba al final con los intérpretes, se comportó como un joven.
Gracias a la organización por esta apuesta no ya de llevar el festival por estos pueblos llenos de encanto y buena gastronomía, sino también proponer obras nuevas (como en Astorga) y aún mejor, inéditas, además de españolas, aunque no sean siempre de "los grandes" pero tan importantes para nuestro patrimonio musical aún por descubrir ¡en pleno siglo XXI!.
El viaje mereció la pena y aún llegué con luz natural a casa.

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