Con todos los sentidos

Sábado 4 de octubre, 23:00 horas.  Noche Blanca 2014: Campo de San Francisco, Oviedo. "Zapico a la carta. Música y comida improvisada. Forma Antiqva celebra 15 años". Aarón Zapico (clave), Daniel Zapico (tiorba), Pablo Zapico (guitarra barroca y archilaúd), Pedro Martino (chef de "Naguar". Obras de Caldara, Händel, Kapsperger, José de Nebra, Purcell, D. Scarlatti y otros.
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En las antiguas instalaciones de la Escuela de Hostelería, conocida popularmente como el "Pavo Real" los hermanos Zapico quisieron celebrar sus 15 años con un concierto a la carta y música para todos los sentidos, donde el público elegía obra asociada a unos ingredientes que el cocinero Pedro Martino del afamado Restaurante "Naguar", preparaba mientras sonaban tres obras por sorteo, que los agraciados degustarían después el plato resultante ante la imposibilidad de invitarnos a todos.
Propuesta original para un evento que en el caso citado no estaba muy iluminado aunque la gente acudió de más a menos, mucho público en los dos primeros "platos", con duraciones nunca superiores a los 15 minutos para dar tiempo al cocinero, y menguando a medida que avanzaba la noche.
La carta resultó una auténtica caja de sorpresas, hubo "platos" que no salieron (curiosamente faltaron pan y huevos) más algunos que el azar hizo repetir aunque nunca sean iguales en cocina musical y gastronómica. Como recordaba entre plato y plato, funcionaba parecido a los primeros reproductores de CDs que tenían la posibilidad "Randomize" o "Shuffle" donde alterando el orden original resultaba una escucha totalmente distinta que en este caso afectaba a los propios intérpretes. Claro que Forma Antiqva en su genuina formación son capaces de realizar todas las combinaciones posibles de los mismos ingredientes para conseguir resultados siempre increíbles, tal es el dominio de las obras y el entendimiento más que fraternal entre los hermanos Zapico. Del "artista fogonero" faltó catar los productos, todos a la vista, pero el listón lo tuvo alto y era hipnotizante verle cocinar sobre la marcha en un espectáculo muy europeo por fusión, entorno y horario noctámbulo.
Tras explicar el proceso y en un ambiente festivo, casi familiar, proyectando imágenes de estos años, con amigos de los langreanos en ellas pero también entre el público, músicos de distintas formaciones y curiosos que se apuntan a todo a pesar de una noche fría y lluviosa, los regalos fueron saliendo al escenario. Primeros ingredientes Händel y su Ritorna, oh caro dolce mio tesoro asociado a una chuleta de vacuno que tenía una pinta increíble, combinada con chocolate, el Fandango de D. Scarlatti, y productos de la mar, las Diferencias sobre las folías, combinación de mar y montaña en la cocina con el toque dulce, y los manjares Zapico de su repertorio en estado puro. Un entrante realmente potente, sutil, maridaje de elementos de la tierra universales en olor, sabor (para quien lo probó), vista y oído, imposible evadirse con el chisporroteo de la sartén como si de un instrumento más se tratase... y el tacto siempre metafórico.
El siguiente plato a preparar también chocolate que se desechó para no repetir, setas de temporada con el Bayle del Gran Duque, hongos asturianos también universales como la carne que parece omnipresente y las hortalizas, crudas o preparadas, Quella Clizia innamorata (A. Caldara) con los toques personales de los distintos chefs, el culinario y los musicales, sumándose siempre plantas de la Passacaglia de Kapsperger que no pueden faltar  como el perejil de Arguiñano. Preparación y presentación de lujo, las cuerdas templadas, fraseos claros como cada ingrediente, ornamentaciones que engrandecen sabores para paladear con el oído.
Otro pase ya en la medianoche, con frío afuera y calor en el interior del "pavo", el chocolate goloso del siempre rico Fandango scarlattiano que puedes tomar solo o mojando, cítricos de nuevo con Kapsperger y las improvisaciones sobre Chaconas, más los quesos de la Xácara, maridaje casi imposible en la cocina y cercano en la tarima, maravillando la preparación y evolución de cada ingrediente musical para conformar un plato único.
El final trajo frutos secos de Purcell y su Chaconne: dance for the Chinese, unas grasas con oliva virgen, tuétano o cañamina que decimos en Asturias con ese impresionante arreglo para dúo de tiorba y archilaúd para A Dios, prenda de mi amor (J. de Nebra) antes de completar con más carne de vacuno astur para Händel, todo universal por supranacional, muestra que además de necesitar productos de primera, que siempre lo son, la cocina puede rematar o estropear la materia prima. Nuestros protagonistas representan la seguridad desde la especialidad y el conocimiento de ingredientes, preparación, presentación y placer final, música para todo los sentidos en otra apuesta por acercar el arte a todos los públicos desde la calidad y seriedad nunca reñida con la informalidad y originalidad de la oferta nocturna gastromusical.
Feliz cumpleaños a la familia Zapico, porque parece que fue ayer pero "quince años tiene mi amor" donde la trayectoria es impresionante y el futuro alentador luchando contra los elementos desde Asturias al mundo, y con la música por montera, regalándoles mi lema bloguero.

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