En honor a Lidón

Domingo 26 de marzo, 19:00 horas. Auditorio de Oviedo, Sala de cámara: Ayuntamiento de Oviedo - CNDM: IV Primavera Barroca. Eugenia Boix (soprano), Marta Infante (mezzo), Carlos Mena (contratenor), Víctor Cruz (barítono), Acadèmia 1750, Emilio Moreno (concertino), Aarón Zapico (director). "En honor a Santa Bárbara": Oratorio al Iris de paz, la gloriosa Vírgen y Mártir Santa Bárbara (José Lidón, Béjar 1748 - Madrid 1827).
La vida te da sorpresas y la música muchas más. Oviedo, a la que llamo "La Viena del norte" (de España, se entiende), presentaba hoy tres eventos: el recital de José Bros en el Teatro Campoamor dentro de la temporada de zarzuela, y en el propio Auditorio la despedida del Maestro Francisco Vigil Sampedro al frente de la Banda de Música "Ciudad de Oviedo" más la segunda jornada de la primavera barroca. Ante la posibilidad de elegir me decanté por lo último, no ya al tener adquirido el abono (con descuento para los que lo estamos a los otros) sino por la posibilidad de disfrutar de un estreno en tiempos modernos de un oratorio dedicado a Santa Bárbara compuesto por el bejarano José Lidón, otro de tantos grandes compositores españoles que han dormido el mal llamado "sueño de los justos" pues el olvido también es pecado y máxime en obras religiosas que por lo menos tenemos la suerte de ir recuperando con musicólogos de talla internacional como Raúl Angulo y Antoni Pons desde Ars Hispana, que el tiempo deberá reconocerles, trabajando para las muchas formaciones dedicadas a unos repertorios que no pueden seguir archivados. Al menos los aficionados lo agradecimos y poder compartir en una sala de cámara (casi) llena nuevamente con un precio de 15 € esta joya de nuestro patrimonio musical demuestra la grandeza de una oferta cultural para todos los públicos.
Sevilla, Madrid, Burgos y Oviedo han sido las ciudades que Acadèmia 1750 con el gran Emilio Moreno de concertino, visitó estos días para presentar este "Oratorio a Santa Bárbara" (1775) del que no nos dejaron los textos (que yo sí enlazo), bajo la dirección del asturiano Aarón Zapico. A él supongo se debe la elección de las cuatro voces solistas bien buscadas por color, estilo, empaste y musicalidad para una partitura exigente técnicamente pero donde la formación internacional se vistió a la medida para poder disfrutar de todo el esplendor, gracias a un control de dinámicas y tiempos desde su gestualidad amplia y precisa, "respirando con ellos" como cualidad de todo buen director que el langreano posee.
Como bien escribe Mario Guada en su crítica para "Codalario" del concierto celebrado en Madrid el pasado viernes 24, "el manuscrito autógrafo se hallaba en la Real Biblioteca, de donde por fortuna ha sido rescatada, además del libreto del mismo, encontrado en la Biblioteca Pública de Castilla La Mancha, en Toledo. La portada reza de la siguiente manera: Oratorio / que se ha de cantar / en el Real Colegio / de su Majestad / al Iris de Paz, / la gloriosa Virgen y Mártir, / Santa Bárbara, / como patrona y titular, / en el día 4 de Diciembre / de este año de 1775 / Puesto en música / por Don José Lidón, / organista de la Real Capilla y maestro de dicho Colegio". También aclara algunos errores como que "no tres de los papeles son femeninos y uno masculino, especialmente porque concebir en esos términos roles en aquella época carece de sentido, cuando las mujeres no podían cantar en ámbitos sacros y sí estaban destinados a castrati. Por otro lado, la totalidad de los recitados no es para acompañamiento de cuerda, sino que algunos de ellos se acompañan únicamente por el continuo".
Bien matizado todo lo anterior, el "Oratorio al Iris de Paz" consta de 22 números que se dividieron en dos partes, supongo que por la duración, alternando recitados, arias para cada voz y dúos donde poder apreciar la cantidad de matices en las combinaciones y acompañamientos. Las voces y  roles según rezaba el programa, estuvieron a cargo de: Eugenia Boix (Santa Bárbara, vírgen y mártir cristiana del siglo III), Marta Infante (Custodio, que alienta y reconforta a la santa), Carlos Mena (Valenciano, compañero cristiano de Bárbara) y Víctor Cruz (Dióscoro, cruel y malvado padre de Bárbara, que tras intentar en vano que su hija abandonara el cristianismo, la entrega a la tortura y la muerte).
Si Eugenia Boix como solista es un seguro en repertorios que la buscan, el empaste con Carlos Mena ya lo descubrimos en Crudo Amor grabado precisamente en este mismo recinto (y concierto grabado para "Los Conciertos de la 2" emitido por RTVE en Madrid). Los recitativos siempre sentidos y las arias variadas (Ya no temo la cadena) manteniendo buen gusto, compostura, dicción y buena emisión, independientemente del acompañamiento de cada una. El contratenor vitoriano sigue siendo indiscutible por musicalidad, registro y sobre todo color. Escucharle en escena resulta convincente, desde unos recitados claros (Nuevamente indignado) a unas arias cargadas de expresión (Como nave después de tormenta). Ambos se lucieron en cada intervención con algunas agilidades endiabladas, vocalización clara y verdadero dramatismo en sus papeles.
El barítono granadino Víctor Cruz me sorprendió gratamente no ya por las mismas cualidades antes apuntadas sino por una tesitura muy igualada en todos los registros sin necesidad de cambiar el color ni abusar de dramatismo para el grave, con el aria Muriendo aleve verdaderamente bien interpretada y el dúo ¡Oh, sumo Bien! "bárbaros" ambos. Capítulo aparte Marta Infante, una mezzo "de verdad", voz carnosa, profunda, llena de matices, perfecta línea de canto, interpretación sentida sin perdernos ni una sílaba y un color empastado con todos sus compañeros de "reparto". Las arias a cuatro (la inicial El cielo y la tierra y la final No tema borrascas) nos permitieron escuchar cada una de ellas con personalidad propia desde el conjunto bien empastado, pero los dúos entre Custodio y Valenciano en contraste a los de éste con Santa Bárbara brindaron momentos sublimes para una escritura de altura a cargo del recuperado Lidón.
La formación instrumental adoleció de más precisión en la afinación (aunque sabemos los problemas con estos instrumentos), aunque las combinaciones en dúos de flautas y oboes sobresalieron sobre las trompas, por otra parte comedidas en presencia y buscando más el color que la intensidad. Brilló con luz propia el continuo de clave (Eva del Campo) y chelo (Mercedes Ruiz) mientras la cuerda comandada por Emilio Moreno logró una paleta dinámica amplia acorde con el estilo de Lidón. Bien el maestro Zapico que se consolida como un director demandado más allá de los proyectos con Forma Antiqva, un investigador y laborioso trabajo de concertar una partitura (por cierto le robaron en el Hotel de Sevilla la suya junto al traverso de Joan Bosch) para esta orquesta que, a la vista de las posibilidades, bien podría ampliar efectivos (especialmente violines segundos) y porqué no, llevarla al disco o DVD porque estamos ante un oratorio de primera en una tierra donde sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, siendo también patrona de artillería y de la minería.

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