Carmina instabilis


Viernes 6 de octubre, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, abono 1: "Música y literatura I", OSPA, Ana Nebot (soprano), David Alegret (tenor), Hugh Russel (barítono), Coros de la FPA (José Esteban García Miranda, maestro de coro), Rossen Milanov (director). Carl Orff (1895-1982): Carmina Burana (1935-1936), "in memoriam Juan Carlos y Olga".
Sabores agridulces en la inauguración de la temporada de abono ovetense con la OSPA y su titular que recordaba, además de guardar todos en pie un minuto de silencio, a los dos componentes fallecidos el pasado agosto: el chelista Juan Carlos Cadenas y la pianista Olga Semouchina, antes de pasar a escuchar el ¿One hit wonder? de Orff como bien nos contaba una hora antes el doctor Alejandro G. Villalibre (autor de las notas al programa enlazadas al principio) en una amena conferencia (¡diez años ya!) sobre un autor no flor de un día ni solo famoso por una obra, aunque esta primera cantata profana junto a su conocido "Método Orff" sean de por sí suficientes para pasar a la posteridad más allá de una biografía algo turbia. Resaltar un lleno nunca visto en la misma así como la excelente entrada para el concierto al sumarse la sala polivalente que se abre esporádicamente y se cerrará cuando era costumbre (sobre la cuestionada seguridad del auditorio mejor no hablar para no seguir agriándome).
Y como la vida del compositor así resultó la interpretación de esta obra que sigue atrayendo al público en general más allá de los fieles abonados, estando todavía viva la interpretación en la Plaza de la Catedral del pasado San Juan carbayón. La belleza e impacto de la partitura se sobrepone a cualquier versión, soportando desde la "furera" a la festiva al aire libre pasando por esta de un primer viernes de octubre donde el calor solo fue climatológico (en un mal llamado veroño) y la calidez con humor vendría del barítono canadiense, todo desde una sensación de inestabilidad a lo largo de la hora y cuarto de duración que transmite una dirección desigual, imprecisa, turbia por momentos, sin criterios claros de agógica y dinámicas que siguen sumándose a errores de bulto como frenar en los piani y acelerar en los forte.
A pesar de todo, la orquesta continúa ganando enteros, sonoridad propia, amplísima gama de matices, solistas de primera que solo necesitan más confianza porque la inseguridad casi se masca en el aire (y sigo cerrando los ojos para no perderme como oyente). La belleza melódica y de texturas instrumentales junto a la riqueza rítmica de Orff es innegable, con dos pianos, celesta, percusión impactante, todos ingredientes que deben cuidarse junto a los balances nunca caprichosos, más en esta cantata donde prima la voz de principio a fin. Para mi gusto volvió el trazo grueso y solo los matices indicados en la partitura, que fueron mejores los pp que los ff.
El Coro de la FPA, junto al infantil que mima y hace crecer Natalia Ruisánchez, continúa en su línea de trabajo sinfónico (en menos de dos semanas afrontará el concierto anual de la Fundación, retomando el cinematográfico Iván El Terrible de Prokofiev pero con Miguel Ortega, que vuelve al frente de la OSPA), amoldándose a cada batuta con el esfuerzo que ello supone, plegándose como profesionales a las indicaciones y vaivenes de tempo, poca precisión que no favoreció mayor enjundia en los tutti con la orquesta. En este Carmina instabilis volvieron a estar a la altura de lo esperado, intervenciones llenas de matices, color uniforme tanto juntos como en las intervenciones separadas de las distintas cuerdas, destacando las voces graves con empaque y homogeneidad así como las contraltos de empaste perfecto, aunque esta vez los "peques" se llevaron la mejor parte por aplomo, seguridad, afinación y color ideal.
Del trío solista el joven barítono canadiense Hugh Russel se tomó muy en serio su participación, no solo cantar con toda la riqueza y cambios de color que su papel exige sino sumándole la escena tan necesaria en esta cantata (Orff así lo entendió), dominador de principio a fin sobrado de facultades y realmente completo. A la soprano ovetense Ana Nebot le faltó la sobrada actuación del canadiense, enamorar In trutina y dominar un papel exigente que requiere interiorización además de proyección (no le ayudó cantar con partitura al bajar la cabeza y perdiéndose emisión), aunque tampoco colaboró la dirección, pero siguen siendo tan hermosas sus intervenciones que al gran público no le importan detalles tan técnicos como poder afrontar recreándose en crescendi, fiatos o agudos pianissimi. Finalmente el barcelonés David Alegret no es un contratenor (al que estamos más acostumbrados) y sus agudos sonaron "apretados" para un tenor lírico-ligero muy mozartiano, haciéndose extraño el color pese a tener dominada su breve intervención.
La OSPA sonará de cine la próxima semana y mozartiana a fin de mes tras el "concierto real" en un octubre de lo más variado que no ha comenzado como (yo) hubiese querido, antes de volver al foso en noviembre. Casi sin respiro volveré mañana al auditorio donde repito inicio de temporada con los conciertos y jornadas de piano... por supuesto también lo contaré desde aquí.

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